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Belleza

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  Decía Platón que la belleza era lo conveniente, lo útil, lo que sirve para lo bueno, lo que tiene grata utilidad y lo que da placer a los sentidos.             A día de hoy, ese concepto de belleza no es del todo compartido por el común de los mortales y por usted tampoco, única persona que me lee, como mortal que es. Hoy pensamos en lo bello como algo estético, como algo que agrada a la vista, sobre todo, al tacto y al resto de los sentidos de los que gozamos los humanos.             Hay personas a las que les excita estéticamente el placer de darse un baño en billetes y monedas de curso legal, de vestir ropas lujosas por el mero hecho de ser de tal o cual marca, dejando el gusto, harto dudoso, a un lado u observar tal o cual edificio dotado de la crisis de la modernidad al que califican como bello, como el sueño de sus míseras vidas. La belleza, como planteaba Plató...

CAMINOS

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  Desde que el ser humano se enderezó y olvidó utilizar sus manos como tercer y cuarto pie para convertirse en ese ser bípedo e implume en el que nos hemos convertido ha creado o utilizado los caminos. Pues en un principio, en el que el nomadismo era el plan destinado para la supervivencia y, a posteriori, tras la revolución que propició lo que ahora conocemos como Neolítico, el ser humano ha tenido la necesidad de desplazarse de un lado a otro, de buscarse la vida por acá y por allá, de moverse en busca del alimento que ha de servirles de motor para continuar con la vida.             Para facilitar esta tarea del movimiento, a alguno de los seres bípedos e implumes (aunque cubiertos de pelo) se le ocurrió la genial idea de inventar los caminos. Paso a paso se fueron despejando veredas, trochas, carriles que permitían mejorar sustancialmente el tránsito de mercancías, de efectos y de personas. Lo que se originó como autopista...

¿Partidos?

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  El término partido proviene del verbo partir; es, en concreto, su participio. La connotación del verbo, entre otras, es la de dividir, segmentar, separar. La excelsa inteligencia de las dos personas que aún soportan mis escritos (o mis podcast) les ha hecho saber por dónde van los tiros de esta nueva entrada.             Sí. Han acertado. Esto va de partidos, y no de fútbol sino políticos y, por ende, de divisiones, segmentaciones y separaciones. Así, todo junto, aunque los significados tiendan a la fuerza centrífuga de lo contrario.             Los partidos políticos han tendido desde su creación a ubicarse en sitios diferentes y distantes: los lores y los toris, los burgueses y el estamento llano y, por último, las derechas frente a las izquierdas. Pero no sólo se han ubicado en tales sitios los partidos políticos, si no que los seguidores, afiliados y simpatizant...

Dragó

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  Muere Fernando Sánchez Dragó y, de todo lo vivido, poco o nada deja a los gusanos. Muere Sánchez Dragó y testa un legado cultural de  valor  inabarcable. Muere Dragó y las redes sociales arden de odio, expulsan espumarajos blancos por la boca y el amargo sabor de la bilis se refleja en ciento cuarenta caracteres. Fernando Sánchez Dragó ha sido una persona que ha bebido el elixir de la vida con tragos largos, desafiantes, intensos, saboreados. Ha sido escritor prolífico, viajero impenitente, provocador locuaz, amante fogoso (al menos de eso se jactaba) y mil y un oficios más que desarrolló a lo largo y ancho de una reseña biográfica harto vívida y vivida. De su faceta como escritor mediático y polémico con carné gremial que ni callaba ni le callaban, se creó un personaje, un mito, capaz, a través del televisor, de sentarse en la mesa camilla de nuestro cuarto de estar y arropar sus piernas con la faldilla. Esto de introducirse como ladrón en casa ajena y el hec...

El ombligo de Adán

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  Tiene la sociedad en la que vivimos una serie de asuntos que nos resultan agradables del todo: una esperanza de vida que supera con creces las de otras épocas, una serie de derechos y deberes que hacen apacible el camino de la existencia y un acceso a la cultura, a la ciencia y a los contenidos que hicieron de nuestra especie una especie sabia que no tiene parangón con otras épocas o lugares.             Pero igual que tenemos todas esas cosas y algunas más, adolecemos de una ombliguismo ridículo que nos hace pensar que antes de nosotros no había nada de lo que ahora hay. Ahora lo llaman adanismo, es decir, que somos esa generación que inauguró las fuentes, los pantanos y las carreteras del Jardín del Edén y que antes de nosotros ni siquiera calentaba la luz del día. Ese adanismo nos hace creer, falsamente, que todo lo hemos inventado nosotros y que nuestros antepasados más cercanos se paseaban en taparrabos de piel de leop...

Los dos libros o la leyenda de San Bartolomé

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  Cuenta la leyenda que justo antes de nuestro nacimiento, San Bartolomé, patrón de los editores,  ofrece a nuestras almas dos libros. El primero de ellos es de una lujosa encuadernación, con una portada de cuero marroquí decorada con unas exquisitas florituras de pan de oro y un papel fino y elegante. Es un libro que llama la atención por su belleza. Por otro lado, el santo ofrece a nuestras almas otro libro de encuadernación cutre, con portadas de cuero de cabra vieja, con las hojas cortadas a mordisco de burro y carente de todo grabado y belleza que hagan que nuestra atención se dirija hacia él. Este libro con aspecto de almoneda repleta de polvo atávico tiene la peculiaridad de que sus hojas están en blanco, a falta de escribir sobre ellas.   De estos dos libros, el alma debe elegir uno solo.                                            ...

Problemas del primer mundo

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  A Estela ,  Mateo y  Mikel, que aunque no lo sepan, son mis héroes. Los ciudadanos de occidente, del primer mundo, vivimos enfrascados en una suerte de prisa endémica que nos tiene atareados desde que se despereza el sol por el Este hasta que le hace el relevo la luna en el turno de noche. Esa prisa, unida al resto de factores que conforman nuestro tipo de vida, nos han convertido (ante nuestros ojos, por supuesto) en el maldito ombligo del mundo, en el centro de todas (¿de todas?) las miradas, en lo más acuciante del momento. De este modo, si un ejecutivo de una multinacional pisa un chicle en el centro de Amberes, en un suburbio de Los Ángeles o enfrente de la torre Eifiel, parece que el mundo se ha encogido y, por ende, se va al garete el planeta entero.                                                             ...