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Mostrando entradas de febrero, 2024

Condensador de fluzo

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  Querido lector:             No sé si a ti, y perdón por el vulgar tuteo, te ha pasado o no, pero quién no ha soñado alguna vez con viajar en el tiempo. O quién no se ha preguntado en qué época pasada le hubiera gustado vivir. Y esto que planteo no sólo ocurre dentro de una infancia soñadora, arreciada por los vientos del norte de la imaginación y las canículas de los comics, las novelas o las películas, sino que del mismo modo sucede en una edad adulta en la que a uno le hubiera encantado vivir en tal o cual época o viajar a tal o cual año para cambiar el devenir del futuro de su país, de su familia o de su propia persona.             La literatura y el cine le han dedicado importantes esfuerzos a esta temática: Un yanqui en la corte del rey Arturo, de Mark Twain, en literatura; la saga de Regreso al futuro, de Robert Zemeckis, en lo relativo al cine o, la más patria, El Ministerio del Tiempo de los hermanos Pablo y Javier Olivares, en lo relativo a las series, son varios ejem

Redes capitales

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  Por todos es sabido que las denominadas redes sociales han alterado notablemente, revolucionado dirán los cursis indecentes, nuestros hábitos, nuestras costumbres e incluso nuestra forma de relacionarnos con el resto de bípedos implumes, habitantes de este mundo en deconstrucción. No tiene uno más que ocupar su asiento, si quedan libres y no los necesitan los ancianos, las embarazadas y las madres o padres que acarrean bebés cerca de su seno, en el transporte público y se detiene a observar a quienes le rodean: el noventa y muchos por ciento se encuentra abducido por los pequeños extraterrestres que habitan en las redes sociales de sus teléfonos móviles. El uno por ciento restante lee un libro y se encuentra catalogado por el Ministerio de Medio Ambiente como especie en inminente peligro de extinción.   La conversación de tú a tú, extinguida del todo.             Pero si uno, de naturaleza curiosa y viendo a todos los abducidos, se detiene a observar sus (que sí, que yo también las