Dónde he estado, qué hago y con quién hablo de «Ejecutoria»
El chulito de mi teléfono móvil me avisa mediante una notificación de una cosa muy curiosa que ha llamado con brío a la puerta de mi atención: resumen de actividad y lugares visitados durante el mes pasado. O algo así. El caso es que esta curiosidad mía tan poderosa e irrefrenable me ha hecho rascar un poco y ver el contenido del aviso. Mis pupilas se han dilatado, ha hecho perla la bujía de mi corazón y mi cerebro ha dado un doble salto mortal con tirabuzón. En la pantallita de mi móvil, adictiva como la heroína más pura, se podía observar con todo lujo de detalles, nada de resúmenes, los kilómetros recorridos, tanto a pie como en vehículo o en transporte público; los lugares donde había estado; las cafeterías donde había parado a tomar un café o las librerías visitadas. También se hacía eco la endemoniada pantallita del tiempo que había invertido en visitar los establecimientos y, seguro estoy, el tipo de conversación que mantuve con mi librera de confianza. Se nos ha i