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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Adolescencia y música celta

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Todos hemos pasado por ahí. O al menos deberíamos haberlo hecho. Y, la gran mayoría, la hemos superado de una u otra manera. Otros, sin embargo, a pesar de peinar canas en ciertas partes de su anatomía, siguen buceando por los mares de la inmadurez, donde la responsabilidad es un delirio y uno se defiende en el marasmo de sentirse cómodo en una habitación (ergo mundo) hecho a su medida. Escribo sobre una etapa compleja de nuestras vidas. Una etapa de cambios físicos, de cambios morfológicos, sexuales y emocionales. Una etapa de abrazo a una adultez dispuesta a convertirse en demasiado larga. O no.             Como el único lector que sobrelleva con estoicismo mi sarta de tonterías habrá deducido, me estoy refiriendo a la adolescencia. Sí, la parte de la vida humana más absurda, tonta y que pide a gritos el bofetón de la existencia pura y dura de la madurez. La gran mayoría de las personas que circunnavegamos el primer mundo poseemos un claro y bonito (no siempre) recuerdo de esa niñez

La agonía del acomodador

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  De un tiempo a esta parte, se está quedando afónico el sonido circular del carrete en la sala de proyección; de su ventanilla, una luz apenas viuda, entristecida y moribunda se asoma para caer al patio de butacas donde el eco del silencio se ha hecho fuerte. El uniforme azul chófer del acomodador se apolilla en el armario de la tristeza; la luz de su linterna se ha fundido, los filamentos de su bombilla se han resquebrajado por la artritis de la falta de uso. Poco a poco, las salas de cine se convierten en un escenario falto de actores, de tramoyistas y de apuntadores muertos por las balas disparadas en el argumento de la última representación.             Lejos han quedado las colas que circundaban los edificios de los cines, donde los sueños se materializaban en la sagrada forma del celuloide. En las minúsculas ventanas de las taquillas donde se despachan entradas para ver un cielo de dos horas de duración, cuelga el cartel de cerrado. En las butacas de asiento abatible, el mul