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  Se vistió lo más despacio que pudo, con un gesto que sólo quería alargar todo lo que pudiese ese momento, ese instante de felicidad extrema que, segundos antes y a medio desnudar, había vivido. Su cara era una estrella rutilante, una faro en la oscuridad del mar, un pedacito de gloria bajo la piel. A vuelapluma pensó que sí había merecido la pena el nerviosismo previo. Él la miró con unos ojos de rocío de primavera, una media sonrisa bondadosa y le acarició el pelo que sobre los hombros le caía con unas palabras de algodón:  «Enhorabuena, está usted embarazada».

El otoño

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  El otoño se despereza e ilumina la vida con esos días en los que las gotas de lluvia se resbalan por el cristal de mi ventana. El otoño se desviste en aire insultante y solapas que hay que tender a subir. El otoño me recuerda la melancolía con la que tejía mi madre los calcetines, las rebecas y los jerséis recios con los que nos habíamos de cubrir cuando el crudo invierno arreciara.    El otoño es un triste mirar la calle desde una casa a ratos cálida y a ratos acogedora. El otoño es aliento que empaña el cristal de mis gafas de ver de lejos. El otoño es el ufano salto que da aquella chica para sortear el charco que se ha convertido en el espejo de la acera.    El otoño es la estación preferida de los seres solitarios que se abrochan la gabardina al salir del café. El otoño es la estación que necesita el invierno para hacerse mayor de edad y poder votar en las elecciones. El otoño es la estación de tren de los sueños rotos por los amores juveniles, impúber...

Patriotismo

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  El día de la Hispanidad anda uno con el orgullo subido, con una sonrisa perenne asomando en la comisura de los labios y una lagrimilla mostrando su gallardía en la punta hueca del lagrimal. Viene a su memoria la Historia de las gestas militares y civiles que durante siglos los españoles de acá y los españoles de allá desarrollaron no sólo para gloria patria sino para beneficio de la humanidad: hazañas bélicas que libraron a Europa entera de enemigos irreconciliables; construcción de catedrales, universidades y hospitales allende los mares; descubrimientos científicos, geográficos y médicos por doquier. Entre otras muchas que no caben en estas seiscientas y pocas palabras. Con tales antecedentes a uno le da por caminar con las costillas expandidas, el pecho henchido y el corazón bombeando sangre a raudales.    Pero el patriotismo de grandeza se queda chico cuando aflora el del peatón, el de andar por casa, el de los pies en la tierra y el alma en un cielo que nos pro...

Doctores tiene la Iglesia.

  Doctores tiene la Iglesia y, por la importante relación que durante siglos ha tenido la nación española con ella (con la Iglesia), muchos tienen su origen, su natalidad o su nacionalidad en esta piel de toro bravío e inclemente. No podemos olvidarnos de San Isidoro de Sevilla, San Juan de la Cruz o nuestra Santa más conocida e importante, Santa Teresa de Jesús, que se unieron al club donde militaba entre otros Santo Tomás de Aquino o el ínclito San Agustín. Todos ellos tienen en la fachada del Vaticano los vítores (es un decir) que los habilitan como doctores de una Iglesia que, aunque de capa caída, todavía tiene una influencia suficiente, aunque necesita mejorar, en la vida de muchas personas. Doctores fueron nombrados por su especial capacidad para ser maestros de la fe y por unos conocimientos teológicos y mundanos fuera del común de los mortales y que, además, sirvieron para expandir el cristianismo por cada valle, pico o rincón de toda la geografía de este mundo. Y est...

NEORRURALES. ¿La solución?

  El olor parece que echa para atrás a cualquiera. No es para menos; el estiércol es lo que tiene. Pero la persona que alguna vez lo ha trabajado sabe que tiene un potencial de lo más interesante para eso a lo que llamamos vida a la que, encima, aporta una calidad excelente. Los urbanitas recalcitrantes huyen como de un ataque aéreo de los olores con los que se tiene que convivir en el mundo rural. Sin embargo les encanta ese concepto aséptico y anodino de neorruralismo, pero sin involucrarse en demasía con los paletos de chaleco abrochado, boina enrroscada y cigarrillo pegado a los labios como complementos de temporada. No les gusta el olor, pero tampoco les gusta pegar la hebra y enterarse de lo que va la vida en el pueblo, de sus gentes, de sus tradiciones. Entonces ¿para qué coño van al pueblo? No lo entiendo. Me parece que siguen los mismos pasos de esos turistas que son capaces de recorrer el mundo entero, de cabo a rabo, sin apenas hablar con ningún autóctono que no sea su ...

A pie de acera

  A todas luces y a nivel de acera, el racismo está más que superado en esta sociedad nihilista, superficial y desvergonzada en la que sin remedio nos ha tocado vivir. Esto no es un obstáculo para que haya algún que otro descerebrado que crea en la superioridad de tal o cual raza sobre las demás. Esto está claro, cada pueblo tiene al menos un tonto, aunque siempre tocamos a más. Y, en estos oscuros tiempos en los que por todo nos ofendemos, tampoco hay que negar que pueden existir frases, dichos o incluso refranes que a los ojos del ser humano de cristal de Bohemia de nuestros días, pueden tener algún barniz que se considere racista. Aunque, por supuesto, no se digan con esa intención y solamente sean chascarrillos interiorizados que reverberan en el momento justo en el que han de manar. Del mismo modo, las dicotomías izquierda—derecha, rojos—azules, buenos—malos se encontraba más que superada en aquellos lejanos años en los que uno se carteaba con sus novias de juventud. Ni siq...

¿Dónde están los niños?

Tengo por costumbre comprar el periódico en papel, como Dios manda, al menos una vez por semana. Ya me gustaría a mí disponer del tiempo suficiente para poder comprar, y, sobretodo, leer la prensa escrita (y en papel) a diario. Pero no puede ser. Estaba yo en una de esas lecturas semanales sobre un papel que terminará sus días enfrascado en el ejercicio del noble arte de la limpieza de los cristales de mis ventanas, cuando me di de bruces con un artículo que habla sobre las voces que tienen los «asistentes digitales en casa». El texto trataba sobre las locutoras o actrices del ámbito del doblaje que ponen su voz a esos cacharritos que al preguntarles nos contestan en base a las millón y una cosas que se encuentran al navegar por el mar bravío de internet. Son cacharritos que sin la necesidad de teclear ni de utilizar el desprestigiado don de la lectura, nos informan de viva voz de la información que deseamos (¿necesitamos?) conocer en ese mismo instante y que a los dos minutos y...