Adolescencia y música celta

Todos hemos pasado por ahí. O al menos deberíamos haberlo hecho. Y, la gran mayoría, la hemos superado de una u otra manera. Otros, sin embargo, a pesar de peinar canas en ciertas partes de su anatomía, siguen buceando por los mares de la inmadurez, donde la responsabilidad es un delirio y uno se defiende en el marasmo de sentirse cómodo en una habitación (ergo mundo) hecho a su medida. Escribo sobre una etapa compleja de nuestras vidas. Una etapa de cambios físicos, de cambios morfológicos, sexuales y emocionales. Una etapa de abrazo a una adultez dispuesta a convertirse en demasiado larga. O no. Como el único lector que sobrelleva con estoicismo mi sarta de tonterías habrá deducido, me estoy refiriendo a la adolescencia. Sí, la parte de la vida humana más absurda, tonta y que pide a gritos el bofetón de la existencia pura y dura de la madurez. La gran mayoría de las personas que circunnavegamos el primer mundo poseemos...