Las verdades del barquero

En artículos anteriores manifestaba este aprendiz de plumilla sin pluma que en su cabeza tiene varias pedradas. Varias es un término que se queda corto, pues ha de saber quien esto lee que en su lugar hay que decir innumerables. Y entre esta innumerabilidad se halla la de los refranes, dichos populares y sentencias varias. Este vicio lo adquirí tal vez leyendo a Don Quijote, o más bien a Sancho, que es un no parar de esa sabiduría del pueblo (no de la ciudadanía) o gramática parda. Y con uno de los últimos refranes o dichos con los que me topé fue con este: «Niño refranero, niño puñetero» y, pardiez, con lo que a mí me gusta eso de ser puñetero. Me encantó la nueva adquisición. Me dio por investigar, que a día de hoy es hacer una consulta en la red (Juan Manuel de Prada dixit) , sobre el origen de ese redicho tan nuestro, y a la vez tan actual, como es el de «Las verdades del barquero». Me agradó sobrem...