¿Desocupado lector?

«Desocupado lector». ¿Hay acaso mejor inicio para un libro que con el que comienza el prólogo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha ? No lo creo. El excelso genio e ingenio de don Miguel de Cervantes se empieza a desgranar en las primeras palabras de su maravillosa obra. «Desocupado lector», porque el lector, en el momento que ejerce, debe de estar desocupado, sin otra cosa mejor que hacer, con los cinco sentidos y su imaginación dedicados en exclusiva a bogar por las letras que se convierten en palabras, en frases u oraciones y en sentimiento profundo de belleza. Porque un lector no es un oyente de radio que, a la vez que friega las cacerolas sucias de la última cena, camina ataviado con el chándal y las zapatillas de deporte por el parque de su barrio o dirige las luces de cruce de su coche hacia la oficina, deja deslizar por sus oíd...